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Cedrack: el fisioterapeuta de los buzos miskitos

En Honduras existen tres cámaras hiperbáricas para atender el Síndrome de Descompresión por buceo. Dos se encuentran en clínicas privadas de Islas de la Bahía, y la tercera, la única pública, en el hospital de Puerto Lempira.


Cuando un miskito sufre una lesión por este síndrome debe ser tratado inmediatamente en la cámara hiperbárica, para eliminar la burbuja de nitrógeno que pasa por el torrente sanguíneo y obstaculiza el fluido de la sangre. En la cámara se simula una sumersión de 60 pies de profundidad en el mar a través del aire.

Miskitos en balsa

“Es la única manera de eliminar la burbuja de nitrógeno”, relata Cedrack Waldan Mendoza, miskito fisioterapeuta egresado de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Hace 11 años trabaja en el hospital de Puerto Lempira, como operador externo de la cámara.

Cedrack dice que cuando un buzo llega al hospital, el médico general ordena realizar examen de rayos X para conocer el estado de los pulmones y aplicar medicamentos de hidratación y otros paliativos que ayuden a calmar los nervios del ahora paciente. El siguiente paso el ingreso a la cámara.

El tratamiento es cubierto por el dueño del barco. Hay un costo por ingresar y los empresarios deben pagar la alimentación y hospedaje durante los días que duran las sesiones. “El 90 por ciento de los buzos no termina el tratamiento porque el dueño del barco desaparece y no hay quien pague”, Cedrack.

La mayoría de los buzos llegan inmóviles pero conscientes de lo que pasa a su alrededor. Saben que su futuro podría estar en una silla de ruedas, muletas, bordón o simplemente la muerte. “El miedo es el principal acompañante de ellos. Me preguntan cosas y con dolor en mi corazón me duele no tener la respuesta”, dice el fisioterapeuta, quien ha visto pasar por la cámara a familiares, vecinos, amigos y ex compañeros de escuela.

Personas en lancha camino a la mosquitia

Cedrack se convirtió en fisioterapeuta con el objetivo de brindar un servicio a su pueblo sumergido en el abandono. El esfuerzo de su madre, quien se dedicó toda su vida a vender pan y el de su padre un miskito carpintero, logró que el sueño de este joven se hiciera una realidad. “Ese mismo esfuerzo lo hacen todas las personas aquí pero lamentablemente las oportunidades no son las mismas”, apunta.

Él hace un trabajo de incidencia para que las autoridades de la Secretaría de Salud vean la necesidad que hay en esta zona del país. “Es urgente que se haga un trabajo para mejorar la calidad de vida de la gente, que tengan acceso a una cámara hiperbárica y un proceso de rehabilitación adecuado”, señaló.

Existen casos donde el sustento de una familia de 8 niños queda lisiado, y el hijo mayor de esos niños toma el lugar del padre y se ve obligado a dejar la escuela para convertirse en buzo, y así alimentar a su familia.

Pero hay otros casos más extremos según Cedrack, donde el padre lisiado que logra recuperar un poco el movimiento de su cuerpo, no duda dos veces en volver a meterse al mar para que sus hijos no mueran de hambre.

Personas en lancha camino a la mosquitia

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Miskitos en balsa Miskitos en balsa Miskitos en balsa Miskitos en balsa Miskitos en balsa Miskitos en balsa Miskitos en balsa Miskitos en balsa Miskitos en balsa Miskitos en balsa